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El agua de la Tierra pudo haber sido traída por cometas distantes, revela nuevo estudio

La diferencia entre el agua presente en un cometa y la que se encuentra en la Tierra es la cantidad de deuterio que posee.

  • Redacción AN / MDS
08 Dec, 2024 01:18
El agua de la Tierra pudo haber sido traída por cometas distantes, revela nuevo estudio
Imagen: Shutterstock

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Por Julio García G. / Periodista de Ciencia

Una de las hipótesis que han logrado tener mayor relevancia para intentar explicar el origen, no solo de la vida, sino del agua en la Tierra, es la de la panspermia.

Quienes la proponen –entre los que se encuentran el famoso astrofísico Fred Hoyle y Francis Crick, uno de los descubridores de la forma del ADN– afirman que la vida se encuentra presente en todo el universo y que se distribuye masivamente a través del polvo espacial, los asteroides y los cometas.

Quienes apoyan la panspermia, también suelen decir que la vida sería imposible en nuestro planeta si los asteroides y cometas no hubiesen traído grandes cantidades de agua desde los confines del sistema solar.

No obstante, ¿qué tan cierta es esta hipótesis? ¿Qué tan apegada está a lo que realmente sucedió hace millones de años, cuando en la Tierra comenzaron a pulular los primeros organismos unicelulares?

Es cierto que muchos de los cometas –que son cuerpos constituidos por polvo, rocas y partículas de hielo– se forman en regiones distantes, más allá de Júpiter y que, al tener hielo, en la medida en que se acercan al Sol, dicho hielo se convierte en agua debido a las alturas temperaturas. Sin embargo, no todos los cometas colisionan con la Tierra ni el agua que hay en ellos es igual al agua existente en nuestro planeta.

La diferencia entre el agua presente en un cometa –con el agua que se encuentra en la Tierra– estriba en la cantidad de deuterio que posee.

Fotografía del cometa 67/P Churiomov-Guerasimenko tomada el 14 de marzo de 2015 por la sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea. Imagen: NASA.

El deuterio es un isótopo del hidrógeno. Esto quiere decir que el primero (a diferencia del hidrógeno que solamente tiene un solo protón) posee un protón y un neutrón. De ahí que se le conozca también como hidrógeno pesado. Y el agua, como todos lo hemos estudiado, está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (H2O).

Por otro lado, los cometas suelen tener grandes cantidades de deuterio debido a que es más probable que se formen en ambientes más fríos, en los límites exteriores del sistema solar, además de que los objetos cuyo nacimiento sucede más lejos del Sol poseen una mayor concentración de deuterio que, por ejemplo, los asteroides, los cuales tienden a formarse más cerca del Sol (aunque no siempre es así).

Ahora bien, gracias a los análisis realizados a través de sondas espaciales como la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea, que entre 2014 y 2015 orbitó alrededor del cometa 67P/Churiomov-Guerasimenko, hasta ahora los científicos habían podido determinar que 67P no solamente contiene algunos de los materiales primitivos de las etapas de formación del sistema solar, sino que además pudo haber existido una relación importante entre el agua que posee 67P y aquella que se encuentra en la Tierra, a pesar de las diferencias en la cantidad de deuterio que contiene.  

No obstante, el hecho de el que el agua de la Tierra no se parezca del todo (por la cantidad de deuterio) al agua presente en el cometa 67P, ha dejado a los científicos nuevamente en la incertidumbre y, por tanto, éstos han vuelto a plantearse la interrogante de si el agua proveniente de cometas lejanos –que se forman más allá de la órbita de Júpiter– realmente contribuyó a llenar a nuestro planeta de agua.

Por ejemplo, el pasado noviembre, a través de un articulado publicado en la revista Science, la científica planetaria Kathleen Mandt y su equipo del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, dan cuenta de cómo decidieron utilizar una técnica avanzada de cálculo estadístico con el objetivo de automatizar el laborioso proceso de aislar agua rica en deuterio en más de 16,000 mediciones realizadas por Rosetta.

Fotografía del cometa C/2023 A3 Tsuchinshan-ATLAS a su paso por la Tierra en octubre de 2024. Imagen: Reuters. 

La sonda Rosetta realizó estas mediciones entre 2014 y 2015 en la “coma” de gas y polvo que rodea a 67P. La coma es la cabellera de un cometa, la parte más vistosa, y la que rodea su núcleo.

A través de estas mediciones, Mandt y sus colegas querían comprender qué procesos físicos causaban esta variabilidad en las proporciones de deuterio.

Y, a partir de los estudios de laboratorio, así como de las observaciones de otros cometas, esta investigadora demostró que el polvo cometario podría afectar las lecturas con respecto a la proporción de hidrógeno que los científicos habían detectado, previamente, en el vapor de agua del cometa.

Esto significa que el polvo que desde la “coma” emiten estos cuerpos – el polvo posee una gran cantidad de deuterio– podría estar afectando directamente las mediciones sobre la cantidad real de deuterio presente en el vapor de agua; porque la cantidad de deuterio en el vapor de agua sería mucho menor (sería parecida a la proporción de deuterio que hay en el agua de la Tierra) a la cantidad de deuterio que los investigadores midieron en el polvo.

Estas diferencias en las mediciones en la cantidad de deuterio nuevamente ponen sobre la mesa la cuestión en torno a si los cometas realmente son los responsables de que nuestro planeta se llenara de agua y de si ésta, proveniente de otros sitios del sistema solar, contribuyó, en su momento, con el surgimiento de la vida. Pero todo parece apuntar a que el agua sí pudo haber provenido de cometas, al menos de cometas parecidos a 67/P.

La “coma” del cometa Holmes fotografiado por el telescopio Spitzer. Imagen: Spitzer/JPL-Caltech.

Con respecto a la importancia de sus hallazgos, Mandt ha dicho en una entrevista reciente para el portal de internet de la NASA que “este hallazgo tiene grandes implicaciones no solo para comprender el papel de los cometas en el suministro de agua a la Tierra, sino también para entender las observaciones de cometas que brindan información sobre la formación del sistema solar primitivo”.

Sobre los efectos del polvo presente en la “coma” de los cometas, todo parece apuntar a que los científicos tendrán que mejorar considerablemente –seguramente necesitarán realiza mediciones más precisas en futuras misiones– la forma en la que estudian a estos cuerpos tan fascinantes.

Por ejemplo, y hasta 2029, se tiene planeado visitar nuevamente uno de estos objetos.

La misión lleva el nombre de Comet Interceptor y es una colaboración entre la (ESA) y la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA). Su objetivo será estudiar cómo uno de estos cuerpos transita por el sistema solar. Además, en realidad, la misión consistirá en tres sondas que viajarán juntas hasta separarse cerca de su objetivo.

La búsqueda de respuestas en torno al origen del sistema solar, así como sobre el origen de la vida en la Tierra, es lo que impulsa a que se lleven a cabo este tipo de misiones, las cuales, en apariencia, no tienen un objetivo práctico.

Pero que, sin duda, podrían ayudarnos a comprendernos mejor a nosotros mismos (nuestros orígenes y nuestro devenir) y, quizá también, a saber, de una vez por todas, sí es posible que la vida sea capaz de desarrollarse en otros sitios fuera del sistema solar. Esto último es una de las grandes interrogantes que persiguen a la humanidad y de la que no hemos logrado obtener una respuesta satisfactoria (al menos por ahora), a pesar de todos los avances que hasta la fecha se han logrado materializar con el desarrollo de tecnologías tales como sondas, robots y naves espaciales.

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