El primer vagón del Tren Maya

Este fin de semana fue de claroscuros para Andrés Manuel López Obrador. Está claro que la narrativa estará enfocada en la llegada del primer vagón del Tren Maya a Cancún a través de una representación donde una máquina remolcadora hizo que el tren avanzara 100 metros para la foto y el video. Los aplaudidores y simpatizantes del régimen resaltan la mirada y los ojos vidriosos del artífice de una obra que aún no sabemos qué final tendrá, aunque si las consecuencias que va dejando a su paso.

Desde hace varios días circula en las benditas redes sociales, videos y fotos donde se aprecia que en las obras del tramo 6 (operado totalmente por la Secretaría de la Defensa) rellenaron el principal canal del Estero de Chac, en lo que ya se cataloga como el mayor intento de ecocidio en esta megaobra, solo en Quintana Roo. Falta enumerar todos los ecocidios ya confirmados en diferentes tramos, principalmente por la tala de árboles y el relleno de decenas de cenotes.

Tras darse a conocer este hecho, trabajadores del Tren Maya comenzaron el retiro de casi 5 toneladas de piedra y relleno y se suspendieron las obras.

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Solo para darse una idea, el Estero de Chac es un caudal natural que funciona como salida de la Laguna de Bacalar y de interconexión con la Laguna Milagros y el Río Hondo, permitiendo el desfogue de agua de lluvia que se acumula durante la temporada y que en ocasiones provoca un tono marrón a todo el sistema lagunar.

El plan de la Sedena era rellenar alrededor de 25 metros para instalar 12 drenajes, a pesar de que tenían conocimiento de la importancia del estero y que esas obras serían insuficientes para el caudal porque se agravaría en temporada de lluvias, generando inundaciones e incluso poniendo en peligro la seguridad de los pasajeros del tren.

Mientras López Obrador viajaba al sureste para encontrarse con su primer vagón, en Bacalar, autoridades militares aseguraban que lo ocurrido se debió a “un error humano”, que se “regaño a la persona” responsable y se comprometieron a construir un puente que ayude a rescatar el caudal.

Sin embargo, habitantes de la zona, acordaron instalar un comité de vigilancia para evitar que se registren más “errores humanos” y advirtieron que por ningún motivo permitirán que se dañe a la Laguna y sus afluentes.

Para especialistas y comuneros, el desconocimiento y la opacidad en hechos como el ocurrido en el Estero de Chac pueden provocar desastres medioambientales y para la fauna de la zona. Además, reconocen que, de no ser por la rápida actuación de habitantes, se evitó un daño ecológico que pudo ser tan grave como el ocurrido en la sábana de Chetumal, cuyo flujo de agua fue interrumpido por un puente que, a decir de los ingenieros militares, se retirará cuando se hayan construido viviendas en la zona.

Aún falta conocer el escenario en el Tramo 7 (también operado en su totalidad por la Sedena), que es el que cerrará la pinza del recorrido, pero a través de la selva de Calakmul.

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Hace unos días, Elisa Sandoval-Serés y Lucero Vaca-León, investigadoras científicas de la Wildlife Conservation Research Unit (WildCRU) de la Universidad de Oxford, enviaron una carta a Andrés Manuel López Obrador donde solicitan que se evite la construcción de un hotel de 143 habitaciones y que se ubica a 200 metros de la Aguada Bonfil, considerada el cuerpo de agua más importante para muchos animales de la zona en la Reserva de la Biósfera de Calakmul, Campeche.

La principal preocupación de las especialistas es el ecocidio derivado de la deforestación y un mal tratamiento de residuos en ese sistema de acumulación de agua, creado desde época prehispánica.

Cabe recordar que, en abril pasado, el Comité Técnico de la Reserva de la Biósfera de Calakmul pidió al gobierno la relocalización del hotel, pero a la fecha no ha recibido respuesta.

La Aguada Bonfil es la zona natural que preserva la vida de especies en peligro de extinción como jaguares, monos cocodrilos, águilas, pavos, tapires y ocelotes, entre otros, varios de ellos endémicos de la Península de Yucatán.

Mientras tanto, este fin de semana, en el aeropuerto de Cancún, tras recorrer casi 1,600 kilómetros desde la fábrica de Alstom en Hidalgo, el vagón hizo su aparición avanzando unos metros, y ahí, López Obrador afirmó que era un hecho verdaderamente histórico, adelantó que en septiembre viajará de Campeche a Cancún como parte de las pruebas dinámicas y gritó: “Que viva el Tren Maya”.