Eugenio Caballero, ganador del Oscar, cura nueva exposición de Ernst Seamisch

El Colegio de San Ildefonso, en conjunto con Ernst Saemisch A. C., presentarán La naturaleza íntima de la vida. Ernst Saemisch 1902-1984, del 15 de diciembre al 18 de mayo de 2025, la exposición más completa que se haya realizado del pintor alemán en México.

Bajo la curaduría a cargo de Eugenio Caballero, diseñador de producción cinematográfica, curador y ganador de premios internacionales como el Oscar, BAFTA, Goya, Platino y Ariel, exhibe 220 bocetos, dibujos y pinturas realizadas por el creador alemán entre 1920 y 1984, divididos en ocho núcleos temáticos, que se estructuran a partir del vínculo entre la vida del artista y las distintas etapas que van construyendo su obra.

Sobre su participación en la exposición, Eugenio Caballero destaca la vivencia personal de Saemisch como eje central de su propuesta, de su búsqueda de una reconstrucción a través de la observación y de una interpretación de la naturaleza, en un momento convulso y concreto: “Me pareció significativo descubrir que dejó de pintar personas después de realizar las series en las que reflexiona sobre el dolor y la guerra, así como su transición de lo figurativo a la abstracción. También la búsqueda formal de la esencia, a partir del horror, hacia la naturaleza, lo que refuerza una idea de la que estoy convencido, que el arte tiene un poder sanador para quien lo ve y para quien lo crea”.

Al respecto de su propuesta curatorial, puntualiza que el eje central fue ver un hilo conductor en la obra a partir de la vivencia personal, señala “siempre he creído que hay que contar un cuento, hay que tener una historia, y ahí es donde yo creo que pude aportar; me gusta ponerme en la situación del artista, imaginarme en sus zapatos, entenderlo, caminar a su lado. Entender que este hombre necesitó procesar el horror de lo vivido y de la época complejísima que le tocó vivir. Su llegada a México también es parte de esa reinvención, donde su obra se carga de misticismo. En ese sentido, todos los seres humanos somos consecuencia de las complejidades que nos rodean”.

Temas y obsesiones

En los tres núcleos temáticos iniciales, Experiencias formativas, La oscuridad y La búsqueda, muestran las primeras exploraciones creativas del Ernst y después de la Segunda Guerra Mundial hace una reflexión en torno al dolor y el sufrimiento vivido, lo que lo lleva a alejarse de la representación de la figura humana para mostrar paisajes deshabitados que evocan soledad, nostalgia y abandono. Las primeras obras coinciden con el movimiento muralista en México que sería fundamental para su concepción artística a su llegada a este país en 1964.

En el cuarto núcleo La naturaleza, Saemisch se dedica a explorar el entorno, no sólo viendo a la naturaleza como un refugio vital, sino como un poderoso misterio siempre por desentrañar; buscando la esencia, se adentra cada vez más en el proceso de abstracción que caracteriza su trabajo. En La tierra mexicana y sus símbolos y El viaje de la pesca/Lago, lo integran obras creadas de 1965 a 1979, incluye las series Tierra Caliente, El hombre y la serpiente y Aves, así como Pesca Maravillosa y Lago; en esta etapa se nutre de los viajes que realizó en México, donde la luz y el color de sus paisajes, pasan a ser protagonistas centrales de sus nuevas creaciones.

Los bloques finales, Abstracciones geométricas/Rejas y Cosmos, incluyen obras realizadas de 1966 hasta 1984, año en que fallece en la Ciudad de México. Comprende las series Cristales, Geometrías, Cosmos y Rejas, donde profundiza en experimentaciones formales en las que las líneas y los colores se convierten en protagonistas, llevándolo finalmente a sumergirse por completo en la abstracción y liberarse de las convenciones estéticas establecidas.

La naturaleza íntima de la vida. Ernst Saemisch 1902-1984, se realiza en colaboración con la asociación civil que lleva el nombre del artista y cuyos principales difusores de su obra son su compañera de vida e hijo, Gertrudis Zenses y Canek Saemisch; Gertrudis comenta sobre Ernst: “a su lado aprendí que para él pintar era un compromiso con la vida, una confesión de responsabilidad frente a ella; que ser pintor era solo una dimensión más concreta de ser hombre; aprendí que, al entregar su vida al arte, pintar nunca le fue más esencial que vivir”.

A través de las obras de Saemisch se aprecia un legado que perdura, testimonio de la capacidad del arte para trascender fronteras y conectar con lo más profundo de la existencia humana. Formó parte de la Bauhaus y convivió con artistas como Klee, Kandinsky, Feininger y Gropius. Además de pintor, también fue escritor, corresponsal extranjero y productor de teatro. En México recibe la influencia de la cosmovisión mesoamericana y del movimiento muralista, sobre todo de José Clemente Orozco y de Rufino Tamayo.