México y China en el reflector mundial: David Ordaz
En los primeros 11 meses de 2023, las exportaciones mexicanas crecieron 4.8% a tasa interanual, alcanzando 438,986 millones de dólares, mientras que los envíos desde China a ese mercado totalizaron 393,137 millones de dólares.
- David Ordaz

Por David Ordaz
Hace unos días, el Departamento de Comercio de Estados Unidos dio a conocer que México superó a China como el principal exportador hacia EUA.
En los primeros 11 meses de 2023, las exportaciones mexicanas crecieron 4.8% a tasa interanual, alcanzando 438,986 millones de dólares, mientras que los envíos desde China a ese mercado totalizaron 393,137 millones de dólares, que representa una caída interanual de 21.2 por ciento.
En el tercer puesto se ubica Canadá, que exportó bienes a su vecino del sur por 387,727 millones de dólares, un descenso de 4% interanual.
En el marco del enfriamiento político-comercial entre ambos países, Estados Unidos aplicó aranceles a productos chinos, lo que provocó una caída del 20% en las exportaciones del país asiático, favoreciendo a México al conseguir un 15.7% de comercio internacional hacia EUA, seguido de Canadá con 15.2 y China con un 11.3 por ciento.
Este escenario está favoreciendo a las empresas trasnacionales ubicadas en México ante el actual momento de la relocalización de empresas, mejor conocido como nearshoring. Además de ciertas ventajas competitivas que posee nuestro país, el salario mínimo (actualmente en 14 dólares), genera que dichas empresas paguen 1 o 2 salarios mínimos y eso permite abaratar costos, en comparación con los salarios que se pagan en el mercado laboral estadounidense.
Pero si creen que esto es terrible para China, pues parece que no. En las últimas tres décadas, ese país se ha convertido en el motor de la economía mundial. Solo en 2022, su Producto Interno Bruto fue de 13 billones de dólares, que equivale al 73% del PIB de Estados Unidos; además de que aporta el 35% del crecimiento del PIB nominal global.
Si bien es cierto que enfrenta grandes retos como altos niveles de deuda interna, un mercado inmobiliario casi en picada y un sistema bancario insuficiente, su inversión en capital físico es su principal impulsor de su crecimiento. Además, sus autoridades buscan depender menos del crecimiento enfocados en la inversión, impulsar el sector servicios y lograr que el consumo de los hogares sea el factor que más aporte al crecimiento del PIB.
Datos del Banco Mundial revelan que de 188 economías de las que hay información, 23 países se encuentran en camino a la recuperación después de la pandemia de COVID-19, siendo China el que mayor expectativa tiene.
Con tantos conflictos geopolíticos y económicos, su crecimiento se ha desacelerado y se prevé que el PIB en 2025 será alrededor de 6%, un dato inferior a lo previsto antes de la pandemia.
A inicios del año, durante el Foro Económico Mundial de Davos, Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del WEF, afirmó que “nos enfrentamos a un mundo fracturado y a crecientes divisiones sociales, que conducen a una incertidumbre y un pesimismo generalizados”.
Estados Unidos y China están fracturados y divididos. Es el momento de México para capitalizarlo.
