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Isabel Lincoln Strange estudia la relación entre el cine y la literatura a mediados del siglo XX (Reseña)

El académico Alfonso Macedo Rodríguez analiza el libro ‘Adaptación y novelización en el cine en México (1939-1955). Dos estudios de casos’.

  • Redacción AN / HG
13 Jul, 2023 06:22
Isabel Lincoln Strange estudia la relación entre el cine y la literatura a mediados del siglo XX (Reseña)

Por Alfonso Macedo Rodríguez

(Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa)

Adaptación y novelización en el cine en México (1939-1955). Dos estudios de casos, de Isabel Lincoln Strange Reséndiz, destaca por su doble acercamiento a la literatura y al cine debido a que la investigadora realizó una operación crítica de alcance mayor: por un lado, se propuso analizar la adaptación cinematográfica de la novela Doña Bárbara; por otro, llevó a cabo una intensa labor hemerográfica cuyo objeto de estudio fue La novela semanal cinematográfica, publicación que dio inicio en 1939 y concluyó en 1957. La ruta de trabajo se realizó en el sentido inverso al de la primera investigación, a propósito del análisis de adaptaciones de películas que, una vez proyectadas en la cartelera comercial del cine mexicano en las décadas de los treinta, cuarenta y cincuenta, tuvieron una versión en el género novela: las tramas de los filmes se novelizaron para encontrar un nuevo público receptor.

En el primer caso, Lincoln Strange analiza las relaciones culturales entre la novela del escritor venezolano Rómulo Gallegos, publicada por primera vez en 1929, con una obra cinematográfica clásica de México, el filme homónimo Doña Bárbara (1943), dirigido por Fernando de Fuentes con guion del propio Gallegos y de Fuentes. Este trabajo tiene uno de sus momentos originarios en la presentación que la autora hizo del filme en el año 2015, en la Cineteca Nacional, dentro de un ciclo de películas que fueron presentadas por un estudioso antes de su proyección. Ya desde esas notas, Isabel Lincoln anunció un trabajo interdisciplinario que, finalmente, vería la luz varios años después.

Del libro a la pantalla

La investigación analiza las relaciones intertextuales entre la obra original y la adaptación llevada al cine. Parte del contexto de producción de la novela, una de las obras representativas del ciclo de novelas de la tierra —donde también se ubica La vorágine del autor colombiano José Eustasio Rivera—, documenta el proceso de adaptación a partir de la presencia de Gallegos en tierras veracruzanas en busca de locaciones y aterriza en el filme, poniendo en relación sus semejanzas y diferencias con la obra original pero sin dejar de reconocer que aquél es, desde el inicio, una obra autónoma, capaz de ser vista y decodificada por los receptores de manera independiente, no como una obra deudora a la que se le debe reprochar que no ponga en imágenes todo lo que el narrador relata, describe y sugiere, sino como una obra que ofrece la mirada del cineasta que expande la historia original, omite obviedades para sugerir, no para mostrar —a diferencia de los narradores omniscientes del realismo de la primera mitad del siglo XX—, y propone un desplazamiento del tópico civilización versus barbarie, tema central de la obra del autor venezolano, para centrar la intriga amorosa, lo que inscribe al filme en el género melodrama y con lo que se atenúa el tópico para el hallazgo de un estilo artístico que encontró, en el tercer largometraje de Fernando de Fuentes, una madurez en la dirección que haría de Doña Bárbara una obra clásica en la historia del cine en lengua española y en la historia de la adaptación cinematográfica hispanoamericana.

Este primer caso a analizar se divide en varios apartados que rematan con la sección “El surgimiento de un mito: La Doña”, el análisis de mayor profundidad del capítulo y en el que Isabel Lincoln Strange establece las relaciones más visibles y sutiles entre la novela y el filme. El capítulo también se concentra en el análisis de las tomas empleadas por de Fuentes en las que cabe un acercamiento de corte semiótico y en donde las picadas, contrapicadas, planos americanos y planos medios se intercalan a propósito de los diálogos entre los protagonistas (Bárbara y Santos Luzardo) o los planos generales en los que los personajes son colocados para sugerir su presencia diabólica y telúrica (como ocurre con el personaje femenino, que da título a ambas obras) o su presencia civilizadora y racional (como sucede con la aparición de Santos Luzardo), aspecto que, a pesar de que no supera el maniqueísmo de Gallegos, sino que lo repite en un soporte visual, logra atenuarlo para sugerir, no para enseñar u ofrecer un mensaje social, como queda de manifiesto en el desvío hacia el melodrama y un tema que excede la trama amorosa: la lucha entre el bien y el mal.

Una Doña Bárbara arquetípica en la novela de Rómulo Gallegos se revela a los ojos expectantes en una Doña Bárbara viviente a través del ojo de Fernando de Fuentes. El director introduce elementos que hacen a la mujer fatal más creíble a los ojos receptivos: el cigarrillo, la pistola y el fuete en mano. Quizás, la introducción de estos hábitos, cotidianamente masculinos en el contexto de la realización del filme, brindan al personaje mayor veracidad (p. 69).

De la pantalla al libro

Podemos concluir este acercamiento al primer caso haciendo énfasis en el modo en que Isabel Lincoln Strange desarrolla su análisis, más allá del ámbito en que el teórico Robert Stam reprochaba la ceguera de los críticos y receptores al reclamar a los adaptadores (directores y guionistas) no reproducir fielmente en imágenes el texto impreso; la autora de Adaptación y novelización en el cine en México plantea tácitamente la superación de ese prejuicio y ofrece uno de los resultados de su acercamiento:

Fernando de Fuentes creó una obra que se mantiene de manera independiente de la historia original. Si bien Rómulo Gallegos participó en la realización del guión, el director fue más allá e, incluso, rescató los ambientes de los pueblos latinoamericanos para darle un mayor realismo a la cinta. De esta forma, el vestuario típico de la llanura, el paisaje, los ríos, las haciendas, incluso el lenguaje con sus aricas y sus arepas, se convirtieron en elementos que, hasta la fecha, transportan a esa realidad venezolana, un tanto matizada y endulzada por el director (p. 76).

Sobre el segundo caso, dedicado a la novelización de películas, una operación inversa a la adaptación cinematográfica de las novelas populares del siglo XX, Lincoln Strange estudia La novela semanal cinematográfica. Revista ilustrada, publicada entre 1939 y 1955, o sea en los años de adaptación, escritura del guión, ubicación de locaciones y producción de Doña Bárbara de Fernando de Fuentes. Partiendo de un nuevo proyecto de investigación del que también han surgido otros artículos y capítulos de libro, como el que se publicó en el volumen Tinta, papel, nitrato y celuloide (Ciudad de México: UNAM, 2020), la investigadora de la Universidad Anáhuac México ofrece una serie de descripciones y análisis sobre la obra en su forma material: portada, página legal, ilustraciones, etc., para demostrar la importancia que tuvo este género, aún con vida, en el cruce de los filmes y sus novelizaciones y en el contexto de la industria cultural mexicana de mediados del siglo XX.

En las páginas dedicadas a la descripción de esta serie, Lincoln recupera la recepción cotidiana del público lector y espectador de la transición del género filme a su novelización; destaca el proceso de transformación de películas hollywoodenses de gran alcance, como la película Lo que el viento se llevó de Victor Fleming o Suspicion de Alfred Hitchcock, traducida al español como La sospecha; en una segunda etapa, La novela semanal cinematográfica incorporó narraciones basadas en películas nacionales, lo que es interpretado por nuestra autora como una nueva orientación que se propuso atender las demandas y gustos del público mexicano a propósito de un cine nacional sólido y muy bien desarrollado, como lo demuestran dos géneros predominantes del cine de oro: la comedia ranchera y el melodrama, y también como una forma de consumo de las figuras cinematográficas mexicanas que alcanzaron fama mundial, lo que privilegiaba la novelización de algunas películas con actrices y actores célebres.

El volumen cierra con un anexo que ofrece las fichas de consulta de cada uno de los números de La novela semanal cinematográfica, material valioso para la continuación del proyecto que la autora comparte y como un modo de sugerir que el trabajo no se ha agotado ni consumido. Como señala Francisco Peredo Castro en sus páginas introductorias a este libro,

Las películas novelizadas, o las novelizaciones de los filmes, son también un documento histórico, un testimonio cultural, que permite indagar otros procesos y arribar a nuevas conclusiones. En este punto radica la tercera gran aportación del nuevo libro de Isabel Lincoln Strange. El acopio de datos, cuadros, gráficas, tablas explicativas, etcétera, abundante en datos sobre los filmes que fueron novelizados, tanto los extranjeros como los mexicanos, permite advertir, así sea de manera somera, aspectos que, de no contar con ese esfuerzo de sistematización, pueden eventualmente pasar inadvertidos (p. 19).

Este volumen de investigación cuantitativa y cualitativa, de corte estructural y semiótico, pero también cercano a los estudios latinoamericanos y los estudios culturales, renueva las discusiones teóricas sobre las funciones de la crítica cinematográfica y la crítica literaria en la praxis, dentro y fuera de las aulas y en otros espacios físicos propicios al diálogo y la conversación.

Lincoln Strange Reséndiz, Isabel. Adaptación y novelización en el cine en México (1939-1950). Dos estudios de casos. Ciudad de México: Universidad Anáhuac México / Gedisa, 2022 (Comunicación, 102), 230 pp.

 

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