Orden de Trump sobre el fentanilo apunta a eliminar a presuntos traficantes extranjeros: Esquivel
El periodista Jesús Esquivel afirmó en 'Aristegui en Vivo' que la orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump, al declarar al fentanilo como arma de destrucción masiva, autoriza el uso de fuerza letal contra presuntos traficantes extranjeros al considerarlos enemigos combatientes, mientras que para ciudadanos estadounidenses prevé un endurecimiento de sentencias penales, en el marco de una estrategia que traslada el combate al narcotráfico de la DEA al Departamento de Guerra.
- Redacción AN / MDS

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que declara al fentanilo como arma de destrucción masiva, una decisión que, de acuerdo con el periodista Jesús Esquivel, implica un cambio radical en la estrategia estadounidense contra el narcotráfico y autoriza el uso de fuerza letal contra presuntos traficantes extranjeros.
Durante su participación en Aristegui en Vivo, Esquivel señaló que al equiparar el fentanilo con las armas químicas, el mandatario estadounidense “le está dando la orden al Departamento de Guerra, al Departamento de Justicia, al de Seguridad Interior, y al de Estado, que hagan lo que sea necesario con las personas que trasiegan este tipo de narcóticos”.
Según explicó, la interpretación jurídica de la orden ejecutiva establece que quienes trafican drogas son considerados “enemigos combatientes”.
Bajo ese criterio, los opioides manufacturados con fentanilo serán tratados como un arma utilizada para atacar a la población estadounidense, lo que permite que el Departamento de Guerra actúe de manera directa. En palabras de Esquivel, esto significa que dichas personas “deben ser consideradas como un arma para atacar a los estadounidenses y por lo tanto el Departamento de Guerra debe ejecutarlos en combate o en caliente, aunque no estén atacando”.
El periodista afirmó que esta lógica ya se refleja en las operaciones militares contra lanchas en aguas internacionales del Caribe y del Pacífico. De acuerdo con información del Comando Sur, “el día de ayer ejecutaron extrajudicialmente a otras ocho personas”, lo que eleva a 95 los asesinatos realizados desde el 2 de septiembre contra presuntos ‘narcoterroristas’.
Subrayó que hasta ahora “no han presentado una sola prueba de que eran ‘narcoterroristas’”.
Asimismo, detalló que en estas operaciones han sido destruidas 25 embarcaciones. El secretario de Guerra, Pete Hegseth, y el secretario de Estado, Marco Rubio, acudirían al Capitolio a puerta cerrada para explicar estas acciones a los legisladores que han expresado dudas sobre los operativos en el Caribe y el Pacífico.
Esquivel destacó que la orden ejecutiva protege especialmente al Pentágono frente a cuestionamientos del Congreso, al justificar las ejecuciones extrajudiciales de personas que presuntamente transportan fentanilo.
No obstante, señaló una contradicción central: expertos en seguridad, la Guardia Costera, la Marina y el propio Comando Sur reconocen que en las rutas marítimas atacadas “no se transportan opioides manufacturadas con fentanilo, sino en su mayoría cocaína y heroína”, y que incluso cerca del 70 por ciento de esas drogas no tienen como destino Estados Unidos, sino Europa. A pesar de ello, el gobierno de Trump ha dado a entender que los cargamentos iban dirigidos al mercado estadounidense.
El periodista explicó que la orden ejecutiva también muestra un trato diferenciado entre traficantes extranjeros y ciudadanos estadounidenses. Trump incluyó disposiciones para modificar la ley de sentencias por narcotráfico, un delito federal, lo que apunta a un endurecimiento de castigos dentro del país, pero no a la aplicación de fuerza letal contra ciudadanos estadounidenses. Para Esquivel, “está bastante explícito el deseo de Trump de matar a presuntos traficantes de fentanilo extranjeros, pero no a ciudadanos estadounidenses”.
En ese contexto, anticipó que el Departamento de Justicia buscará aumentar las sentencias para personas detenidas dentro de Estados Unidos, ya que, como ha documentado, la mayoría de las redes de distribución interna están controladas por narcotraficantes estadounidenses. Recordó casos en los que el propio Departamento de Justicia ha detenido a ciudadanos estadounidenses señalados como integrantes de organizaciones de narcotráfico internacional, incluido un operativo contra 34 presuntos miembros del cártel de Sinaloa, de los cuales solo dos eran originarios de Sinaloa y el resto estadounidenses.
Aunque reconoció que el fentanilo es una sustancia extremadamente peligrosa y que el gobierno federal tiene razón en combatirla, Esquivel cuestionó el enfoque militar. Señaló que la administración Trump está utilizando la fuerza letal del Pentágono junto con el Departamento de Estado, Justicia y Seguridad Interior, sin atender el fondo del problema, que calificó como una crisis de salud pública y educación. Citó datos del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), según los cuales unas 300 personas mueren en promedio cada 24 horas en Estados Unidos por sobredosis de opioides.
El periodista añadió que muchas muertes por sobredosis no se registran como tales, ya que familiares, especialmente madres, optan por reportarlas como paros respiratorios o cardíacos para evitar el estigma. Aun así, señaló que esta política le genera réditos políticos a Trump, ya que la mayoría de las víctimas son personas anglosajonas, un sector que mayoritariamente ha votado por él.
Esquivel reiteró que la declaración del fentanilo como arma de destrucción masiva está dirigida principalmente contra narcotraficantes extranjeros y llamó a observar con atención el papel del Comando Norte, que cuenta con unos 10 mil elementos desplegados en la frontera con México. De acuerdo con la orden ejecutiva, estos militares ya no solo apoyarían tareas migratorias, sino que podrían actuar con fuerza letal contra presuntos traficantes por tierra.
Al comparar esta estrategia con precedentes históricos, recordó que George W. Bush utilizó el argumento de la existencia de armas de destrucción masiva en Irak para justificar la invasión de ese país, pese a que nunca se comprobó su existencia.
En este caso, subrayó, se trata de una orden ejecutiva que autoriza explícitamente al Departamento de Guerra a actuar contra quienes introduzcan fentanilo a Estados Unidos “por mar y por tierra”, lo que modifica de fondo el papel del Comando Norte en la frontera con México.
Sostuvo que la orden ejecutiva cambia por completo la política antidrogas estadounidense desde la creación de la DEA. A su juicio, la agencia ha quedado relegada y el combate al narcotráfico ha sido entregado al Pentágono. “Ahora es el Departamento de Guerra”, afirmó, al advertir que esta estrategia militarizada reproduce problemas ya conocidos en otros países, donde el uso de fuerzas armadas contra el narcotráfico ha tenido consecuencias graves.
Para el periodista, el mensaje es claro: al considerar al fentanilo como un arma de destrucción masiva, el gobierno de Trump ha autorizado la eliminación de quienes sean señalados como responsables de su tráfico. “No hay vuelta de hoja”, concluyó.

