Imposible separar la salud mental de la educación sostiene la psicóloga, Daniela Barragán
La especialista participará en una plática virtual el próximo 18 de julio a las 19:00 horas; estará acompañada por Adriana Grimaldo, directora de Educación Imaginativa México
- Redacción AN / HG

Por Héctor González
Entre 10 y 20 por ciento de los jóvenes experimentan algún tipo de problema de salud mental, apuntan datos del gobierno mexicano. Las consecuencias de estas condiciones impactan no solo en su forma de relacionarse con su entorno, también repercuten en la manera en que asimilan sus procesos de aprendizaje, advierte la psicóloga y terapeuta Daniela Barragán.
La especialista participará en sesión en línea “Educación: una herramienta para la salud mental de los jóvenes”, que se transmitirá de manera gratuita, el próximo 18 de julio a las 19:00 horas, a través de la página de internet y la cuenta de Instagram de Prepa Filadelfia; además estará acompañada por Adriana Grimaldo, directora de Educación Imaginativa México.
“La mejor forma de procurar salud mental en cualquier ser humano es primero entender en qué momento de la vida se encuentra y utilizar esa información para acompañarle y guiarle sin querer controlarlo, respetando su proceso”, advierte Daniela Barragán, quien agrega que es esencial debatir y analizar estos temas toda vez que estos son determinantes si queremos entender el tipo de país que queremos construir.
¿Qué se entiende por Salud Mental?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud mental como “un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”. Sin embargo, está definición no habla realmente de qué es, sino de sus posibles consecuencias o manifestaciones. Es muy común encontrar en las definiciones de salud, la relación directa con bienestar, entonces la pregunta sería: ¿Qué entendemos por bienestar?, en este sentido, la OMS dice que es el estado en el que “una persona puede realizar sus propias habilidades y hacer frente a factores que pueden perturbarla”. Es un concepto holístico, integral y por tanto difícil de definir y entender. La salud mental es un fenómeno que cada persona experimenta de forma distinta. Influyen variables como factores biológicos, creencias, factores sociales e individuales, genética, habilidades emocionales, entre muchas otras. Si una persona puede gestionar sus pensamientos y emociones en favor de ella misma y sin perturbar a su entorno, podría decirse que cuenta con salud mental.
¿Por qué es importante ligar la educación con la salud mental?
No solo es importante, es imposible separarlas. No se puede interiorizar y realmente aprender ningún tipo de conocimiento sin el acompañamiento de una emoción. Existen estudios importantes sobre las mejores formas de aprender y se ha descubierto que los estados de calma, alegría, confort, confianza y afecto son ideales para un aprendizaje profundo y duradero en el ser humano. Francisco Mora, doctor en Neurociencias por la Universidad de Oxford y doctor en Medicina por la Universidad de Granada, destaca la importancia que tienen las emociones en el aprendizaje, él nos dice que la reacción emocional es un mecanismo puesto en marcha de modo automático, ya que tiene por finalidad realizarse en el menor tiempo posible. En otras palabras, la emoción es una reacción inconsciente, que prepara nuestro cuerpo para atacar, correr o huir ante el peligro o abalanzarse ante una fuente de comida de una manera casi automática. Todo lo que somos, pensamos, sentimos y aprendemos es fruto de nuestro cerebro en interacción constante con nuestro cuerpo y con el entorno. Una persona en una situación de conflicto constante donde las emociones se desbordan todo el tiempo genera pensamientos de alerta y entrará en un proceso mental de supervivencia donde el cerebro estará enfocado en mantener vivo a ese ser humano, disminuyendo posibilidades en otras funciones cognitivas como la memoria, análisis, síntesis, etc., por tanto presentará problemas evidentes en su proceso de aprendizaje, ya que todo su organismo está poniendo su energía en lo más importante para el cerebro, sobrevivir.
¿Qué impacto puede tener la salud mental en el aprendizaje?
Digamos que es uno de los factores más determinantes. Una de las cosas que hacemos desde que nacemos es aprender, y nunca dejamos de hacerlo. Aprendemos desde los primeros momentos de la vida y seguimos haciéndolo a lo largo de todo el ciclo vital. La calidad de este aprendizaje dependerá de sí mismo, sus capacidades físicas, cognitivas, emocionales y sociales, pero también del ambiente donde se desarrolle. Es tan trascendente el papel del ambiente, familiar y escolar que tiene la capacidad de moldear, incluso cambiar la física y química del cerebro de un niño. De pequeños aprendemos a través de la imitación, la atención y la empatía por eso los educadores tienen un papel determinante en la formación de cualquier ser humano. Necesitamos también del cerebro racional y del emocional, el cerebro no sólo almacena información, también la asocia con otra información donde se incluyen las emociones. Al gestionar nuestras emociones gestionamos también a “la loca de la casa “, es decir a la mente para poder dar mejores respuestas ante la vida.
¿Cómo detectar si un adolescente requiere ayuda o apoyo desde el plano de la salud mental?
Esta pregunta es complicada de responder. Los indicadores de salud mental cambian constantemente. Vivimos en un mundo donde no hace más de 50 años tener una preferencia sexual distinta al sexo contrario era considerada una enfermedad mental, hoy en cambio, tenemos la apertura de entender que existen muchas otras formas de relacionarnos e incluso de formar nuestra propia identidad. La adolescencia es una etapa muy vulnerable debido a los cambios físicos, químicos, emocionales y sociales. En el mundo, uno de cada siete jóvenes de 10 a 19 años padece algún trastorno mental, un tipo de trastorno que supone el 13% de la carga mundial de morbilidad. La depresión, la ansiedad y los trastornos del comportamiento se encuentran entre las principales causas de enfermedad y discapacidad entre los adolescentes. El suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. Así que, es una etapa en la que los educadores tendrían que estar más cerca de lo que en muchas ocasiones están. Los adolescentes tienen la necesidad de salir de casa y diferenciarse de sus padres, buscando crear su propia identidad, por eso es difícil estar cerca y reconocer cuando hay problemas evidentes en sus hijos. Ahora bien, sin el afán de convertir esto en una regla, daré algunos signos que permitirán detectar algún tipo de problema: Ansiedad constante que se traduce en ataques de pánico, algún síntoma físico como erupciones en la piel, insomnio recurrente, falta de apetito entre otros; desánimo prolongado, falta de motivación, no les emociona nada, ni siquiera estar con los amigos y prefieren quedarse en casa durmiendo; señales de autolesiones como cortes, quemaduras, moretones que trate de ocultar y que no pueda explicar de manera creíble; cambio radical en su comportamiento; consumo constante y excesivo de alcohol o alguna otra droga.
¿Cuáles serían los focos rojos que debemos atender para procurar salud mental en adolescentes?
La mejor forma de procurar salud mental en cualquier ser humano es primero entender en qué momento de la vida se encuentra y utilizar esa información para acompañarle y guiarle sin querer controlarlo, respetando su proceso. Esto resulta a veces muy complicado para los padres pues no quieren que sus hijos sufran, pero el conflicto y el dolor son una forma en la que aprendemos y nos permite tomar responsabilidad de nuestras acciones, si no vivimos las consecuencias de nuestros actos los repetimos. Permitan a los adolescentes vivir sus propias experiencias, acompañándolos y permaneciendo cerca para ayudarles o guiarles cuando lo requieran. Escuchen con apertura y sin juicio sus opiniones o argumentos. Y por último, recuerden, las bases importantes ya fueron dadas en la infancia. En teoría las escuelas cuentan con la información para acompañar a un adolescente en su proceso, sin embargo, en la mayoría de los casos el sistema escolarizado está basado en el control, que es lo que más detestan los adolescentes, es por ello que una gran cantidad presentan problemas en la escuela en esta etapa de la vida. Lo que podemos aprender de esto es que la forma de favorecer el aprendizaje en los adolescentes es procurar primero su salud mental. Acompañémosles a descubrir sus pasiones y dones para que ellos puedan crear su propia ruta.






