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“Lo mejor que podemos hacer con la curiosidad es ponerla en práctica”: Valentín Muro

El filósofo argentino publica ‘Qué preguntas…’, un volumen que atiende la curiosidad de niños y jóvenes.

  • Redacción AN / HG
17 Oct, 2024 20:28
“Lo mejor que podemos hacer con la curiosidad es ponerla en práctica”: Valentín Muro

Por Héctor González

 El ser humano es el único animal con facultad para preguntarse cosas. Algunas puedes parecer disparatadas y otras lógicas, lo cierto es que todas son válidas y merecen al menos intentar ser respondidas.

Así fue como nació Qué preguntas… (Loqueleo), un libro donde el filósofo argentino Valentín Muro (1989), se dio a la tarea de reunir una serie de cuestionamientos realizados de manera particular por niños y jóvenes.

En concordancia con su blog Cómo funcionan las cosas, el escritor refrenda la importancia de la curiosidad, “es lo que nos hace pensar en mundos posibles, gracias a ella nace la especulación filosófica, pero también la experimentación y la teoría científica”.

Desde hace tiempo tienes un blog donde recibes preguntas que respondes periódicamente, el libro es parte de ese proyecto que en principio es un ejercicio de curiosidad, ¿no?

En realidad, mi proyecto antes que el blog, es un newsletter llamado ‘Cómo funcionan las cosas’. Desde abril de 2017, casi todos los domingos mando breves ensayos sobre ciencia, historia, filosofía y literatura. A principios de 2020, tomé una lista de preguntas que un usuario compartió en Twitter y que fueron formuladas por su hermana de doce años. Me pareció simpático intentar responderlas. A partir de entonces guardo preguntas e intento contestarlas cada dos meses. A estas alturas tengo preguntas de personas de 30 años, pero que las hicieron a los 25. Un día en conversación con la gente de Lo que Leo salió la posibilidad de un libro y aquí estamos.

En principio el libro refrenda la importancia de la curiosidad, en particular en los niños.

Así es, es una especie de testimonio de la curiosidad. Intento que sean, en un sentido metafórico, pero también literal, cartas de amor u odas a la curiosidad. Lo mejor que podemos hacer con la curiosidad es ponerla en práctica. Puede ser un gran motor productivo y un principio vital para saber lo que sucede a nuestro alrededor. Es lo que nos hace pensar en mundos posibles, gracias a ella nace la especulación filosófica, pero también la experimentación y la teoría científica. Sin embargo, es algo opcional, podemos vivir hasta los 90 años sin nunca habernos hecho ninguna pregunta. Esto sin dejar de lado que hasta donde sabemos, somos la única especie que es capaz de hacerse preguntas.

¿Cuáles fueron las preguntas que más te llamaron la atención?

 Hubo algunas interesantes de responder y otras muy difíciles. Hay una que arranca con algo medio discutible: “si la mente es infinita, ¿por qué no podemos pensar en un nuevo color?”, tiene un condicional interesante. Necesitaba responderle a una persona de seis o siete años si efectivamente la mente es infinita o no. ¿La mente es infinita o tiene potencial infinito? Y después hay otras que son ejemplares sobre cómo funciona la cognición infantil. Cuando prestamos atención a las preguntas que hacen los niños, descubrimos cómo ha cambiado nuestra mirada. Algunas tienen formas diversas, pero van al mismo punto y son sumamente existencialistas. ¿Me voy a morir? ¿Te vas a morir? ¿Por qué las personas se mueren? ¿Qué pasa cuando las personas se mueren?, ese tipo de preguntas en realidad empiezan a surgir más o menos en los mismos momentos. Algo fundamental y que sirve de gran aprendizaje es mirar las preguntas, no las respuestas. Cuanto más amplio es el mundo de una persona, mayor es la diversidad de sus preguntas. Por ejemplo, hay una pregunta acerca de ¿por qué Medusa tiene serpientes en la cabeza?, obviamente sabemos que esa persona escuchó algo de mitología griega o grecolatina.

Pero para el juego también es importante la respuesta, a un pequeño si le respondes algo de inmediato te empezará a preguntar “¿por qué?”

Mencionaste la pregunta inagotable: ¿por qué? Bertrand Russell dice el que “¿por qué?” nunca se agota. Podemos seguir indagando hasta que eventualmente llegaremos a preguntas sin respuesta. Uno de los cuidados que tuvimos al hacer el libro, fue dar respuestas que no concluyan la conversación a fin de que el lector pueda seguir investigando.

¿Cómo responder preguntas relacionadas con la violencia que se vive en países como México?

Lo primero es respetar y no subestimar la capacidad de los niños para comprender temas complejos. Eso no significa una exposición temprana a cuestiones duras. Hay veces que la idea se puede entender a pesar de los detalles. En otras ocasiones hay temas sobredimensionados, por ejemplo, no hablar acerca de educación sexual integral en la temprana infancia puede poner a los niños en peligro. No se trata de hablar del preservativo cuando alguien tiene cuatro años, pero sí se puede empezar por el conocimiento del cuerpo o por saber quién no debería tener acceso a nuestro cuerpo y demás. Hay muchas iniciativas confiables sobre cómo discutir temas sensibles en distintas partes del mundo. Lo que no hay que hacer es, insisto, subestimar la capacidad de los niños para comprender lo que sucede a su alrededor.

Hay otras preguntas que denotan lo que sucede en casa. ¿Por qué cuando los adultos se enojan, elevan la voz?, te preguntó alguien.

Claro, tú has inferido que un niño a lo mejor está expuesto a que le llamen la atención a gritos. A través de su pregunta el niño muestra lo que ve a su alrededor. De hecho, hay instancias que detectan abusos y otro tipo de problemas a partir de preguntas o dibujos de los niños. Sin duda sus preguntas son también una ventana a su mundo interior y al tipo de cosas que les preocupan.

¿Te has encontrado con alguna pregunta que no tengas respuesta?

Hay preguntas que por definición no tienen respuesta. ¿Por qué existe el universo?, por ejemplo. Algunas me tomaron decenas de horas de investigación, si de algo me puedo enorgullecer es que es un libro para niños que tiene referencias bibliográficas científicas. Generalmente, trato de elegir aquellas preguntas que sean más fértiles para la discusión. Hay una pregunta que me encanta, “¿por qué nadie me sabe explicar bien lo que es un agujero negro?” Hicimos un experimento y la mayoría de los adultos la traducen en su cabeza como, ¿cómo funcionan los agujeros negros? Pero en realidad, el niño pregunta, ¿por qué nadie me lo sabe explicar? No cómo funcionan. Ahí hubo todo un trabajo de respeto a la pregunta misma en su formato original y fue muy difícil responderla.

¿En algún momento te planteaste hacer el libro temático?

Desde el principio que me opuse a ordenar esto temáticamente. Me gusta más el espíritu de lo caótico y desordenado porque responde mejor a las preguntas de los niños. Si tuviste oportunidad de hacer un viaje largo en auto con un niño, habrás visto que puede preguntar por el cinturón de seguridad, el auto, el cielo o algún amigo. Ese caos me parece muy creativo.

 

 

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