“La mexicanidad no puede doblegarse a un discurso impositivo y excluyente”: Gonzalo Celorio
El escritor mexicano recibió el Premio Xavier Villaurrutia por su libro ‘Mentideros de la memoria’.
- Redacción AN / HG

El escritor mexicano Gonzalo Celorio recibió este martes 18 de julio, en el Palacio de Bellas Artes, el Premio Xavier Villaurrutia, que le fue concedido por su obra Mentideros de la memoria (Tusquets), un homenaje a maestros, colegas y amistades, en el que los protagonistas son los grandes autores de la literatura hispanoamericana.
Al recibir el reconocimiento, Celorio recordó al poeta Xavier Villarrutia y dijo “escuchemos su tan sutil como contundente planteamiento de que la mexicanidad no puede doblegarse a un discurso impositivo y excluyente. Todos cabemos en nuestro país. Nuestro nacionalismo no puede estar cerrado a la pluralidad, a la divergencia, a la discrepancia de las que se alimenta y que, incluso, lo constituyen. Y de ninguna manera es incompatible con nuestra pertenencia al género humano; antes bien, no sería tal, con sus peculiaridades y sus valores patrios, sin esta comunión con la universalidad que la literatura, acaso más que cualquier otro discurso, celebra en cada página”.
A través del volumen el también presidente de la Academia Mexicana de la Lengua da testimonio sobre diálogos literarios que compartió con escritores como Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Augusto Monterroso, Umberto Eco, Dulce María Loynaz, Eliseo Diego, Juan Rulfo, entre otros. “Un mentidero es un lugar donde la gente se reúne a especular y también se entiende como un espacio público, donde la gente se reúne a conversar, a sospechar, a idear, y esto es lo que hago en este libro; en sí mismo es un espacio en donde hay especulaciones, imaginaciones y recreaciones de textos literarios”, explicó el autor.
Celorio reconoció que Xavier Villaurrutia es el poeta mexicano al que más lecturas, más amor y más páginas ha dedicado, “quizá debería guardar silencio en concordancia con una de las características dominantes de nuestra tradición poética, según el canon establecido por él mismo. Pero ni Villaurrutia ni sus compañeros del “grupo sin grupo” callaron cuando sus obras y sus personas fueron execradas por el rampante discurso oficial, que los marginó aún más de 9 lo que ya las marginaban su búsqueda, su modernidad, su experimentación, su cosmopolitismo. De una u otra manera, supieron poner la marginalidad en el centro, para decirlo con las palabras con las que Carlos Monsiváis valoró la obra y la postura de Salvador Novo”.





