“La música es mi guía y la improvisación mi filosofía de vida”: Iraida Noriega

Por Héctor González

“Los conciertos son los lugares en donde nos reunimos para compartir cierta vulnerabilidad”, comenta Iraida Noriega (Ciudad de México, 1971). Con ánimo festivo e introspectivo, la intérprete y compositora de jazz festeja 52 años de vida y 35 años de carrera, con Mundos, un recital para el cual estará acompañada por lo que ella misma define como una pequeña orquesta de cámara.

La cita este sábado 19 de agosto a las 19:00 horas es en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris del centro de la CDMX y desde ahí, Iraida Noriega hará un repaso por una trayectoria que, si bien siempre ha tenido al jazz como su centro de gravedad, también ha sabido bordear distintos géneros musicales.

Hace 35 años comenzaste con tu carrera, ¿cómo te percibes con el paso del tiempo?

Probablemente más completa, para cada uno de nosotros caminar en la vida es como llenar las piezas de un rompecabezas y asumir distintas facetas personales que quizá intuyes durante la adolescencia, pero conforme creces se rebelan. Siento una versión más completa o plena de mí.

Durante este periodo has incorporado sonidos, comenzaste muy cercana al jazz clásico y poco a poco te has ido abriendo a otros ritmos.

Al final del día la música se enriquece, así como uno se enriquece con ella. La música es un universo muy amplio que no conoce de fronteras.

Eso aterriza muy bien en Mundos, el concierto que ofrecerás este 19 de agosto en el Teatro de la Ciudad.

El concepto del concierto nace de la reflexión que me supuso cumplir 52 años, empecé a cantar con mi papá cuando tenía 15 años. Quizá con la pandemia inició una reflexión sobre el camino y los pasos dados, los atinos y desatinos, dudas, certezas. Actualmente, los conciertos son los vestigios del sentido de ritualidad de los seres humanos, por eso creo que la mejor manera de honrar el camino es haciendo un ritual como este.

¿Qué tipo de ritual representa para ti un concierto?

Los conciertos son los lugares en donde nos reunimos para compartir cierta vulnerabilidad. Al menos por un momento nos olvidamos de nuestras demandas cotidianas y de las ideas que nos hacen diferentes. La música es de las pocas cosas que nos recuerdan donde estamos unidos y donde la experiencia humana es la misma.

¿Cuáles han sido tus grandes aciertos a lo largo de tu carrera?

Un gran acierto ha sido tener claro que un concierto o un disco es un ritual, y como todo ritual, compartirlo con los amigos y seres queridos, es necesario. Así recibí la música, una herencia de mi padre Freddy Noriega, de mis tíos del alma Enrique Neri y Eugenio Toussaint. A su vez así me ha tocado transmitirla a generaciones de músicos más jóvenes. Para mí la manada y la tribalidad son muy importantes, las vicisitudes de la vida son más livianas si uno se sabe acompañado, sobre todo en un periodo donde la realidad parece invitarnos a que veamos todo desde una pantalla. Me parece un atino tomar la decisión de que la música sea mi guía y la improvisación, algo que el jazz propone, sea mi filosofía de vida, la vida en realidad es pura improvisación. Otro acierto ha sido la maternidad, ha sido uno de los grandes regalos de la vida. Algo más de lo que me siento orgullosa es de navegar por distintas corrientes, aunque mucha gente no lo ve así y por más que estratégicamente no sea lo que los managers desearían.

¿Y los desatinos?

Los desatinos no han sido per se, creo que cuando los ha habido, ha sido por falta de experiencia. De hecho, las tradiciones azteca, maya o náhuatl dicen que cuando cumples 52 años apenas estás listo para vivir la vida porque todo lo anterior es una prueba y error para acumular experiencia y conciencia.