Cuatrociénegas: claves para buscar vida en Marte | Pronatura Noreste

Por Mabel Villarreal Zambrano
Pronatura Noreste*

El Valle de Cuatrociénegas, ubicado en Coahuila, México, es reconocido como un Área Prioritaria para la Conservación por su riqueza biológica y su relevancia científica. El valle se extiende aproximadamente 80 kilómetros de norte a sur y 25 kilómetros de este a oeste, y en esta área relativamente pequeña alberga aproximadamente 60 especies endémicas, es decir, que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.

Para ponerlo en perspectiva, otras áreas con alto endemismo y reconocidas a nivel internacional, como Isla Guadalupe, Baja California, albergan alrededor de 30 especies endémicas de plantas en un territorio de tamaño similar.

Su nivel de endemismo se explica por su aislamiento geográfico, las condiciones extremas y los cuerpos de agua con propiedades químicas únicas, que han permitido la evolución de formas de vida adaptadas exclusivamente a este ambiente. Forma parte de la Reserva de la Biósfera Cuatrociénegas, decretada como Área de Protección de Flora y Fauna en 1994 bajo la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA).

Además, está registrado como Sitio Ramsar, lo que significa que es un humedal de importancia internacional reconocido bajo un tratado global que promueve su conservación y uso sostenible. También está incluido en el Programa de Áreas Prioritarias para la Conservación (CONABIO). Sus humedales, que son áreas de tierra cubiertas de agua de forma permanente o temporal, albergan pozas de agua cristalina con propiedades químicas particulares que han permitido la supervivencia de comunidades microbianas antiguas. Entre ellas destacan los estromatolitos, estructuras laminadas formadas por microorganismos fotosintéticos, principalmente cianobacterias, que crean montículos sólidos en el fondo de las pozas.

Estas comunidades se consideran fósiles vivientes porque mantienen formas de vida y estrategias metabólicas similares a las de hace miles de millones de años. Lo que las hace especialmente notables es su capacidad para prosperar en condiciones extremas e inimaginables para la mayoría de las formas de vida actuales: aguas con alta salinidad, muy bajos nutrientes y propiedades químicas estables que limitan drásticamente la competencia con organismos más complejos. Estas condiciones, que para otros serían hostiles, crean un nicho seguro para los estromatolitos.

El estudio de estos ecosistemas permite entender cómo se originó la vida en la Tierra y cómo los primeros organismos transformaron la atmósfera al producir oxígeno. Estos organismos aparecieron hace aproximadamente 3700 millones de años, cuando ya existían millones de células en los océanos, y entre 2500 y 1000 millones de años atrás, sus arrecifes liberaban grandes cantidades de oxígeno, generando un cambio en la atmósfera que permitió las condiciones actuales para la vida compleja.

La NASA ha mostrado interés en Cuatrociénegas desde principios de los años 2000, estudiándolo como un modelo terrestre para entender Marte. Su objetivo es comprender cómo los microorganismos dejan huellas físicas y químicas en las rocas, lo cual podría ayudar a identificar señales de vida pasada en otros planetas.

Aunque en el pasado los estromatolitos eran abundantes, hoy son raros y se encuentran en muy pocos sitios del mundo con condiciones especiales, como Shark Bay y Bahía de Hamelin en Australia, Laguna Bacalar y Cuatrociénegas en México, partes de Bahamas, y algunos lagos en Sudáfrica y Chile.

Además, Cuatrociénegas enfrenta amenazas importantes. La sobreexplotación de las reservas de agua subterránea (acuíferos) para uso agrícola ha reducido el flujo hacia sus pozas y manantiales, alterando sus condiciones. También existen riesgos por cambios en la calidad del agua, introducción de especies exóticas y presión de actividades humanas como el turismo no regulado. Estas amenazas podrían afectar ecosistemas que tardaron millones de años en formarse.

Pronatura Noreste apuesta por los humedales

Ante los retos que enfrenta Cuatrociénegas, en Pronatura Noreste trabajamos activamente para restaurar estos humedales.

A inicios de 2025, en colaboración con la International Community Foundation (ICF), comenzamos labores de restauración en el sistema acuático Garabatal, en el ejido Ciénegas. Nuestro objetivo es recuperar los beneficios que estos ecosistemas brindan a la comunidad —como la seguridad hídrica, mantener el equilibrio del clima y dar hogar a especies únicas— por medio de trabajos como la limpieza de canales naturales, retiro de sedimentos y poda de plantas muertas.

Estas labores se realizan junto a brigadas locales y en coordinación con la CONANP, beneficiando directamente a especies emblemáticas como el cachorrito de Cuatrociénegas (Cyprinodon bifasciatus), la mojarra endémica (Herichthys minckleyi) y la tortuga de bisagra (Terrapene coahuila).

También colaboramos en zonas afectadas como el sistema donde se encuentra la Laguna Churince, que hoy sufre una grave sequía por la agricultura irresponsable. Nuestra meta es seguir restaurando estos espacios mediante soluciones restaurativas como levantar pequeños diques, controlar plantas invasoras y limitar actividades humanas que dañan el ecosistema.

En conjunto, estos esfuerzos buscan proteger el legado evolutivo, biológico y científico de Cuatrociénegas, conservando su extraordinaria biodiversidad y asegurando que este laboratorio viviente siga inspirando a las generaciones futuras. Su conservación permite mantener especies endémicas, preservar el equilibrio hídrico en una región semiárida y aportar conocimiento valioso para la ciencia.

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Pronatura Noreste es una organización mexicana, sin fines de lucro, con 26 años de experiencia. Trabajamos para lograr una convivencia armónica y a largo plazo entre nuestra especie y todas las que nos rodean.

Colaboramos con ciudadanos, gobiernos, iniciativa privada y fundaciones nacionales e internacionales.