“La familia es el núcleo donde se condensa toda la naturaleza humana”: Bibiana Camacho |Video
La escritora publica ‘Sangre nueva’, su nueva novela.
- Redacción AN / HG

Por Héctor González
Tras la muerte de su madre, Casandra hereda su departamento. Al llegar deberá reacomodar una serie de objetos que removerán recuerdos de la infancia y se reencontrará con secretos que parecían enterrados.
Al remover su pasado, la protagonista de Sangre nueva (Penguin Random House), la más reciente novela de Bibiana Camacho (Ciudad de México, 1974), desarrolla una serie de cuestionamientos sobre lo determinante que puede ser la familia en la vida de las personas.
La familia y las relaciones alrededor de ella es algo que has trabajado desde hace tiempo, incluso en la antología El origen de todos los males, que coordinaste hace unos meses. Es decir, en tema que suele estar en tu orbita.
Cierto, apenas descubrí que estaba presente en mi primera novela, aunque de otra manera. Tras publicar la antología a la que te refieres comencé a redactar un cuento porque quería retomar ese tema, pero el relato se extendió y adquirió otras dimensiones, de tal manera que se convirtió en Sangre nueva.
¿Cómo descubriste que el relato se podría mover por otras rutas?
Fue curioso, en el cuento original sólo estaba la protagonista con sus recuerdos. Yo quería experimentar cómo la ficción nos ayuda a rellenar los huecos de la memoria. Nadie se acuerda realmente de lo que pasó en la infancia o incluso ayer, todos tenemos distintos recuerdos o perspectivas. La idea era mostrar a la protagonista peleándose con estos recuerdos y demonios, pero me parecía necesario el diálogo por eso incluí a una pareja, después creí importante añadir un contexto, así surgieron las vecinas; de esa manera pude incluir al lugar donde nació y pasó su infancia, como un personaje más.
¿Cómo se construye un personaje como Casandra, la protagonista y quien al llegar al departamento hace memoria a partir de objetos que la llevan a tomar distancia incluso con su presente?
La versión original pretendía contar lo que detona el reencuentro de esos objetos con la memoria. Además, me gusta mucho también trabajar en espacios cerrados; pensar cómo en un espacio cerrado puede caber un mundo y cómo se puede trascender en un lugar que en principio no permite mucha movilidad. Supongo que algo habrá tenido que ver la pandemia porque cuando estaba en el proceso de desarrollo estábamos encerrados, aunque en la novela la pandemia no tiene nada que ver. Me parecía interesante explorar la sensación de encierro, así como la dinámica mental y emocional retorcida que podía generar en Casandra.
Cierto, de alguna manera es una novela claustrofóbica.
Sí, eso me generaba un poco de vértigo, sin embargo, en el caso de Casandra también hay un autoencierro, incluso la comunicación que tiene con alguien del exterior poco a poco se va limitando. En ocasiones, ante situaciones estresantes y límites, hay seres humanos que se encierran en su propia concha a esperar que pase todo. Me interesa mucho pensar en cómo, a nivel social nos dejamos arrastrar por los impulsos diarios y en los retos que supone intentar salir de estas inercias para tomar rumbos desconocidos.
El elemento de lo desconocido y lo secreto también está ahí, como también sucede en muchas familias.
O que todo mundo sabe que existe, pero no se nombra. Son dinámicas complejas y de muchas apariencias. En general a las sociedades nos gusta jugar con las apariencias.
¿Qué tipo de laboratorio creativo es la familia?
La mayoría provenimos de una familia y cada una tiene sus peculiaridades y códigos. Todos quienes tuvimos la fortuna de nacer dentro de una familia, en cierto sentido, estamos amoldados a ellos. De ahí obtenemos nuestros primeros conocimientos, amores, decepciones, por eso el vínculo es fuertísimo. Ahí está el nacimiento de las grandes pasiones y odios humanos, de ahí han nacido grandes catástrofes bélicas. La familia es el gran núcleo donde se condensa toda la naturaleza humana y nos empeñamos en no reconocerlo, desde luego la educación y la sociedad importan, pero es en la familia donde recibimos lo primero y lo que más nos impacta mientras crecemos y averiguamos quienes somos.
¿Qué descubriste al indagar en la relación madre-hija?
Es algo muy complejo y todos cargamos tanto genéticamente como emocionalmente, lastres de los cuales difícilmente nos damos cuenta hasta que pasa el tiempo, y a veces percatarnos de que nos parecemos tanto puede ser muy siniestro. La literatura es una gran herramienta para narrar nuestra realidad desde maneras distintas, para ponernos en situaciones límite y desde ahí hacernos preguntas más profundas y que nos permitan ser más receptivos con las demás personas. La literatura es mucho de escuchar, aunque se lee, implica escuchar voces que están ahí y que formulan cuestiones que en ocasiones no queremos atender en la vida real.
En general en tu escritura siento que hay una vocación por no guardarse nada. ¿Cuál es el riesgo de trabajar así?
Es horrible, te digo que el todo empezó como un cuento y de pronto creció. Al principio, el proceso fue muy gozoso porque todo parecía ir bien, pero en las relecturas y correcciones empecé a sufrir porque me cuestioné muchas cosas. Como dice Siri Hustvedt, después de un rato cualquier cosa que mires con atención se empieza a volver extraña y amenazante, eso quería que ocurriera con Casandra: a partir de algo cotidiano empieza a descubrir los velos con los que la familia trató de ocultar verdades y entre esos velos ella se descubre a sí misma y lo monstruoso de la situación.
Usas a las vecinas como una metáfora de la doble moral colectiva o social…
Sí, me divertí mucho con las vecinas. Es verdad que son un reflejo de la sociedad, del bien portarse y del bien ser, pero no en realidad no son malas personas. Actúan convencidas de que sus ideas son las correctas; a veces las cosas funcionan así y no es que las personas seamos buenas o malas, lo que nos falta es comprender que pueden existir muchos modos de vivir correctos y que no interfieren con el nuestro. En esta novela procuré que todos tuvieran sus oscuridades y momentos luminosos porque todos somos así, somos una paleta de grises en la que nos movemos todo el tiempo.
¿Por qué este tipo de reflexiones sobre la familia no llegan a las telenovelas?
No van a llegar porque no les conviene. Las telenovelas son para entretener y no pensar, cumplen una función y no creo que pretendan poner a pensar a la gente en otras cosas.
Tal vez porque ven algo que conviene que no se piense.
Claro, si remueves a la familia, remueves a la sociedad misma.






