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Un teatro político y que apapache, la propuesta de Colectiva Alas de Lagartija

La agrupación de mujeres jóvenes presenta la obra ‘Isla Popotes’, misma que a través de máscaras y títeres aborda el tráfico ilegal de animales desde diferentes perspectivas para un público a partir de los siete años.

  • Redacción AN / MDS
21 Nov, 2022 10:25
Un teatro político y que apapache, la propuesta de Colectiva Alas de Lagartija
Foto: Río de la Torre

Por Brandon J. Celaya Torres

Alas de Lagartija nació hace cuatro años con el objetivo de producir obras con temáticas ambientales y sociales. La historia del ambientalista asesinado Homero Gómez fue la inspiración para su primera obra teatral.

Actualmente, la colectiva titiritera presenta “Isla Popotes” en el Centro Cultural El Hormiguero. La obra está dirigida a una audiencia joven y hace uso de las técnicas de títeres y máscaras para contar una historia sobre el tráfico ilegal de animales silvestres.

En entrevista para Aristegui Noticias cuatro integrantes de la colectiva platican de qué va su organización teatral.

Ellas son: Margaret Linares, Ytzel Torres E. y Andrea Ruiz, egresadas del Centro Universitario de Teatro (CUT), así como Jessica Lunet de la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT).

En palabras de la colectiva: “Buscamos que las infancias se cuestionen y se enfrenten a esta realidad. No queremos darles respuestas, pero sí generarles dudas y curiosidad sobre el mundo en que viven”.

La obra tuvo su estreno el sábado 12 de noviembre y se mantendrá en el Centro Cultural El Hormiguero hasta el 3 de diciembre.

Alas de Lagartija se nombra en femenino por dos razones: una política y otra circunstancial.

Sobre la primera, Andrea Ruiz explica: “El colectivo es de mujeres porque históricamente no hemos sido la prioridad”.

La joven actriz tiene razón. Históricamente las mujeres dramaturgas han sido ignoradas u olvidadas por el imaginario y enseñanza general. Cualquiera puede recordar a los escritores de Hamlet, Edipo Rey, La Vida es Sueño o Fausto, pero ¿cuántas mujeres dramaturgas conocemos?

Según la socióloga Laura Oliveira Sánchez, durante la época clásica –cuando surgieron obras como Elektra, Lisístrata y Antígona– las mujeres podían ser actrices e incluso algunas crearon obras cómicas firmadas bajo un seudónimo.

“En la Grecia Clásica se empieza a separar el teatro culto (tragedia y comedia) del teatro popular… Las actrices podían representar obras del teatro popular, pero jamás interpretaban papeles de las obras clasificadas como cultas”, detalla la socióloga.

Las obras escritas por hombres que aún se conservan de la época y son ampliamente difundidas “se burlaban de las mujeres y ofrecían estereotipos de lo más grotescos”, señala Oliveira Sánchez.

Hroswitha de Gandersheim es la primera mujer dramaturga de la que se tiene registro gracias a sus obras que datan del siglo X. No obstante, “el haber tapado la historia de las mujeres durante siglos complica la búsqueda de los nombres más relevantes de nuestra historia”, apunta la socióloga.

Con el auge del cristianismo, la Santa Inquisición se encargó de eliminar a todas las mujeres que amaban el arte de la dramaturgia y el conocimiento en general.

Pero hoy, las mujeres de Colectiva Alas de Lagartija reivindican su labor teatral como mujeres. “A pesar de nombrarnos en femenino, no somos separatistas”, matiza Andrea Ruiz.

“Además, en la generación de la escuela éramos un grupo de once mujeres”, señala Ytzel Torres E, riendo. Esta es la razón circunstancial.

Apapacho teatral

La palabra “apapacho” tiene un significado popular y poético en México: abrazar o acariciar con el alma. Si se pudiera resumir en dos palabras el trabajo de la Colectiva Titiritera Alas de Lagartija estas serían: apapacho teatral.

Para Jessica Lunet el hecho de que la agrupación conste de casi puras mujeres le ha ayudado a sentirse en confianza y parte de un espacio seguro. “Viví mucho acoso en mi escuela (la ENAT) y llegar a un lugar donde nadie me va a fisgonear, y además puedo decir lo que quiera y nadie me va a juzgar, es bien bonito”.

Lunet, quien fue invitada a la colectiva tiempo después de su fundación, narra la importancia de los espacios seguros en el teatro con una anécdota:

“Estábamos a punto de estrenar y yo entré en colapso por muchas cosas por las que estaba pasando. En eso la directora me pregunta cómo estoy y empiezo a llorar. Me daba pena porque no tenía mucha cercanía con ellas, pero de todas maneras me apoyaron. Todas en círculo comenzaron a ayudarme. Gracias a eso pude llorar, desahogarme y salir a actuar”.

“Es común que los maestros te digan que en el teatro no debe haber amigos, solo conocidos profesionales, pero yo no creo que esto deba ser así. Es mejor poder tener un espacio en el que te sientas con la confianza de pedir unos minutos para llorar y después salir al escenario. Esto, incluso, llega a favorecer a la obra”.

“Isla de Popotes”, teatro ambientalista para infancias

Además de ser un espacio de libertad creativa y apoyo entre integrantes, la Colectiva Alas de Lagartija busca llevar al teatro temas medioambientales a través del uso de títeres y elementos plásticos como máscaras.

Su más reciente obra, titulada “Isla Popotes”, está hecha para que las infancias se cuestionen acerca de una realidad dura y cruel: el tráfico ilegal de animales silvestres.

Todos los elementos de la obra fueron creados por las integrantes de Alas de Lagartija. Entre estos destacan: la música original y las máscaras de cartapesta elaboradas con una mezcla de papel estraza, papel periódico y papel de baño. Además, los títeres cuentan con una estructura de materiales orgánicos como bambú, madera y carrizo.

Según Andrea Ruiz, quien interpreta al personaje del pájaro del paraíso, la colectiva siempre se ha interesado en temas ambientales. De hecho, su primera obra retoma la historia de Homero Gómez, quien hasta el momento de su muerte fue responsable de uno de los santuarios naturales más importantes en México de la emblemática mariposa monarca.

Para crear Isla Popotes, las jóvenes de la colectiva investigaron profundamente sobre el tráfico ilegal de animales silvestres. Así se dieron cuenta que esta modalidad de tráfico constituye el cuarto comercio ilícito global más grande luego de los narcóticos, la trata de personas y productos falsificados.

Según el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos, se estima que el tráfico ilícito de fauna y flora silvestre está valorado entre $7.8 mil millones y $10 mil millones por año.

“En las investigaciones era muy duro darnos cuenta de los números y el sufrimiento de los animales traficados. Pero tampoco quisimos contar la historia solo desde nuestro privilegio. En la obra nos preguntamos: ¿Y qué si tu familia depende del tráfico?, ¿qué pasa si te viste forzado a incurrir en el tráfico porque es lo único que conoces?”, explica Andrea Ruiz

“Muchas veces la gente involucrada en el tráfico lo hace porque no tiene otras opciones. Pero eso no significa que las cosas no puedan ser diferentes. De eso va Isla Popotes”, señala quien interpreta al pájaro del paraíso.

“Es muy fácil hablar desde el privilegio” –apunta Margaret Linares, quien interpreta a Paloma – “por eso queremos hablar de la caza desde todas las perspectivas. Por ejemplo, mi personaje es alguien que toda su vida se ha dedicado a eso y sólo aprendió ese modo de vida”.

El derecho de las infancias a conocer su realidad

Contar una realidad tan violenta como el tráfico de animales a una audiencia de 7 a 12 años no es tarea fácil. No obstante, para Andrea Ruiz conocer lo que sucede en el mundo, muchas veces cruel, es un derecho de las infancias.

“Aunque seas un infante tienes derecho a saber lo que pasa en tu realidad. Por eso trabajamos diciendo que las infancias no son tontas y pueden comprender realidades que son desgarradoras”, afirma.

Ytzel Torres E., quien interpreta a Júpiter, se pregunta sobre las infancias: “¿De verdad no entienden? Me he topado con niños que me dicen una verdad que yo tuve a los 20 años”.

“No nos corresponde dar respuestas, sino plantear preguntas. ¿Qué pasa cuando mi familia depende de la caza?, ¿el pajarito que tiene mi tía pasó por lo mismo?, ¿es normal que la gente tenga cocodrilos?” , afirma.

Por todo lo anterior, Ytzel afirma que la mejor forma de entregar una moraleja es contando una historia a través de la amistad. “Enseñar que los animales son amigos… ¿Dejarías que un amigo sufra tanto como los animales traficados ilegalmente?”

Asimismo, Jessica Lunet, La Capitana en Isla de Popotes, explica: “El teatro de las infancias no debe ser explicativo o tonto. Los niños son súper inteligentes y sensibles, mil veces más que nosotros”.

“La primera vez que tuvimos público infante” —narra la joven actriz– “en el momento en que doy la orden de que amarren al ave del paraíso, un niño dijo ‘por favor no lo hagas‘. Se tomó las manos, como implorando, y repitió: “por favor no lo hagas’”.

Es de esperarse que una historia sobre el tráfico animal tenga momentos violentos y de alto impacto para los niños y niñas del público. Por lo anterior, las integrantes de la obra se quitan las máscaras y muestran los títeres una vez culminada la función. Así, los infantes reconocen que todo fue una ficción, aunque inspirada en hechos que suceden en la vida real.

“Podemos jugar con la realidad violenta, pero también les decimos que es una historia ficticia. El mensaje es: sí es una realidad que pasa, pero esta es una historia ficticia que te queremos contar”, explica Lunet.

El futuro de Colectiva Alas de Lagartija

Las jóvenes de Alas de Lagartija esperan poder llevar Isla Popotes a más escenarios del país, así como crear nuevas obras que les permitan explorar su creatividad sin censura alguna.

La colectiva titiritera proyecta a futuro romper con el estigma de que las marionetas son exclusivamente para obras infantiles.

“Los títeres también pueden ser usados para contar historias adultas. Pueden ser grotescos, monstruosos y horripilantes. Queremos terminar con el mito de que solo sirven para las infancias. Incluso pueden servir para obras dirigidas a adultos de la tercera edad”, explica Andre Ruiz.

Las cuatro integrantes de Alas de Lagartija entrevistadas por Aristegui Noticias comparten el deseo de que la colectiva siga creciendo y se mantenga como un espacio de apapacho, tanto emocional como a la libertad creativa.

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