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“La mujer tiene una conciencia más clara de la vulnerabilidad”: Mariana Enríquez

Para la escritora argentina es necesaria la autocrítica para entender la radicalización que llevó al triunfo a Javier Milei.

  • Redacción AN / HG
22 Nov, 2023 13:03
“La mujer tiene una conciencia más clara de la vulnerabilidad”: Mariana Enríquez

Por Héctor González

“Un escritor tiene pocos intereses, pero trabaja mucho sobre ellos”, dice Mariana Enríquez (1973). La escritora argentina se encuentra en la capital del país, tras su paso por la Feria del Libro de Chihuahua, para sostener una plática este miércoles 22 de noviembre a las 18:00 horas, en la Biblioteca Vasconcelos en compañía de Martín Solares y Magali T. Ortega.

El triunfo de Javier Milei en las elecciones argentinas la tomó lejos de casa. “Claramente no quería estos resultados, la polarización es consecuencia de una crisis económica a la que no se le ve solución, pero también de una nueva generación que no tiene el mismo carácter que teníamos nosotros”, dice.

Considerada una de las mayores figuras de la literatura de terror latinoamericana, la narradora reconoce que con casi cincuenta años y cuatro crisis encima, vive las cosas distintas a un joven de 20 o 30 años. “No puedo pedirle a una persona con dos o tres hijos que no trate, aunque se desesperadamente de elegir otra cosa”.

“Millei tiene muchos límites que para mí son impasables: una vicepresidenta negacionista, una falta de respeto a los derechos civiles, incluso la privatización de la educación y la salud con la que no estoy de acuerdo, eso me hace imposible votarlo, pero por otro lado casi el 60 por ciento de mis compatriotas lo votó, es un candidato democrático, en Argentina hay instituciones y por el bien de todos ojalá haga un gobierno que sea menos doloroso para la mayor cantidad de gente”.

Bienvenida al horror

Los lectores en Mariana Enríquez se cuentan por cientos, en Chihuahua un grupo de jovencitas llevaron impresas estampitas con su rostro, autoras como Fernanda Ampuero la tienen como una de sus referentes. Su primera novela Bajar es lo peor, fue publicada cuando apenas tenía 21 años y fue un pequeño suceso su país, “era la escritora joven que escribía sobre drogas y sexo, eso llamaba mucho la atención”.

Poco después llegó el periodismo, textos sobre rock, literatura y cultura popular, sobre todo y varios de ellos reunidos en el volumen El otro lado, una selección realizada por Leila Guerriero. Desde entonces no ha dejado las mesas de redacción, aunque ahora lo hace como editora.

Su afición por la literatura de género y en particular la de terror le viene de hace años, y por la vía de Stephen King. “En El resplandor habla de violencia intrafamiliar; en Carrie, los temas son el bullying y una masacre; en El cementerio de los animales, el tema es el duelo; en It, se centra en la gordofobia y el racismo, no es casual que esa novela empiece con un crimen de odio a una pareja gay. Para mí él es un escritor social que trabaja con el horror, pero empezando con los miedos en Estados Unidos, yo me propuse hacer algo parecido, pero con los miedos sociales de América Latina”.

De este método se desprenden títulos como Cuando hablábamos con los muertos, Este es el mar y Nuestra parte de noche, esta última ganadora del Premio Herralde. “Hago terror con elementos políticos y sociales, trato de incorporarlo a la vida cotidiana, que no sea panfletario. No escribiré un libro donde Milei sea un monstruo porque no creo que lo sea y no es justo para la gente que lo votó, creo que a final de cuentas lo hicieron de buena fe y porque están cansados”.

De vuelta al tema de política, asume que la gente más joven tiene una relación distinta con el pasado y con los efectos de la dictadura, sin embargo, advierte, “espero que Milei no de una amnistía a los detenidos por eso crímenes y las desapariciones, eso me parecería triste y grave. No creo que quienes lo votaron sean reaccionarios, es gente que se sentía entre la espada y la pared, intento entender qué pasó más que enojarme. Hay que ser autocrítico para entender que nos llevó a estos niveles de radicalización, no se tomó el pulso de lo que le pasaba a la gente”.

Fantasmas y música

Lectora de autoras como Mary Shelley, Emili Brönte, Clarice Lispector o Amparo Dávila, Enríquez ve en las mujeres una mayor conciencia de temas como la vulnerabilidad y el cuerpo. “Tal vez los varones puedan estar enfrentar más situaciones de peligro, pienso en las guerras, por ejemplo, sin embargo, la mujer tiene una conciencia más clara de la vulnerabilidad porque la vive de otra manera, supongo que es una cuestión de sensibilidad que se expresa muy bien en la literatura de horror o fantástica”.

Por ahora, Enríquez se encuentra trabajando en la que será su próxima novela y de la que solo adelanta, versará sobre la figura fantasma. “Me parece una perfecta metáfora para hablar del trauma y para referirnos a América Latina; el fantasma es persistente, muy político, además, tiene que ver el tema de la memoria también muy presente en la región”.

Quien conoce el universo de la escritora argentina, reconoce la importancia de la música en su trabajo, “tal vez es más influyente que misma literatura”, dice. La mano roja que cuelga de su cuello es por Nick Cave y no por protección. Parte de su proceso creativo atraviesa por escuchar música mientras escribe y por qué no, tal vez seleccionar el título de un disco para bautizar una novela, tal fue el caso de This is the sea, el álbum de mediados de los ochenta de The Waterboys. Es más, su libro más reciente, por ahora solo disponible en Chile, es Porque demasiado no es suficiente. Mi historia de amor con Suede, dedicado a la banda británica.

Dicho esto, hay que reconocer la genuina preocupación de la escritora por la medida que obliga a pagar por la cita de una canción dentro de una obra literaria. “Me parece muy triste, yo tuve que pagar el anticipo por una cita de David Bowie que quería para Nuestra parte de noche. Yo llegué a Bruce Springsteen porque leí una frase suya como epígrafe en un libro de Stephen King. Me parece algo terrible, porque se pueden perder muchas conexiones culturales. Cada vez me convenzo más de que la literatura o el arte no ayuda para nada, salvo para brindar compañía y eliminamos los puentes entre unas cosas y otras, perderemos mucho”.

 

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