“No veo a Sheinbaum dispuesta a distanciarse de las posturas del presidente”: Carlos Illades 
El académico e investigador publica ‘La revolución imaginaria’, título donde hace un balance crítico del gobierno de López Obrador y del desempeño de la oposición.
- Redacción AN / HG

Por Héctor González
¿Es Morena un partido de izquierda? ¿Cuál es la ideología de la Cuarta Transformación? En su nuevo libro La revolución imaginaria (Océano), el académico Carlos Illades hace un balance crítico del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
A lo largo de su análisis, el investigador hace un repaso de lo que ha sido la seguridad, la salud, la educación y la economía a lo largo de esta administración. No obstante, Illades no se limita solo al gobierno en turno, revisa también el desempeño de la oposición durante los últimos años.
Usted siempre se ha definido como una persona de izquierda y desde ahí escribe La revolución imaginaria, un balance de este sexenio. ¿Qué tipo de izquierda ha sido la Cuarta Transformación?
En términos ideológicos en México ha habido tres grandes corrientes de la izquierda: la nacionalista, la socialista y la cristiana. La llamada Cuarta Transformación forma parte de la nacionalista, que además se ha vuelte hegemónica desde los tiempos de Cuauhtémoc Cárdenas y ahora con López Obrador. Dentro del amplio contingente que forma la 4T hay un segmento, cada vez más pequeño, de la izquierda socialista.
Hace poco Jorge Castañeda y Joel Ortega publicaron un libro sobre la historia de la izquierda mexicana donde sostienen la tesis de que la izquierda institucionalizada absorbió a la independiente. ¿Está de acuerdo con esto?
A grandes rasgos sí, pero le dan escasa importancia a la cristiana. La tesis de su libro es que la izquierda que viene de la revolución mexicana es la que domina mientras que la otra, que podría decir es la socialista, está subordinada, en este sentido estoy de acuerdo con ellos, aunque yo prefiero hablar de tres corrientes y no de dos.
A lo largo del libro sostiene que el régimen autoritario del PRI se mantiene y que incluso López Obrador está en esa línea, ¿por qué?
Hay una especie de ficción en la oposición, en el sentido de que México había cambiado de régimen en la transición y que el obradorismo es una involución que nos regresa al periodo del PRI. Yo creo que nunca salimos del régimen de la revolución mexicana, hubo intentos, pero por ejemplo no se rompió el lazo corporativo entre los sindicatos y el Estado. Lo que sin duda ha hecho López Obrador es reforzar la figura del Ejecutivo muy en la línea del presidencialismo de la Revolución Mexicana. Ahora bien, el presidente no es un retorno al PRI, tiene rasgos nuevos. En la época de las administraciones priístas había más zonas de intermediación entre el Ejecutivo y la sociedad, López Obrador las ha derruido para establecer una relación directa entre el gobernante y la sociedad a la que llama pueblo.
Un Ejecutivo muy sólido.
Un Ejecutivo muy sólido, pero con un Estado débil, las instituciones se han debilitado; ahora bien, una cosa es eso y otra el poder. El poder real en este país lo tienen el Ejército y los delincuentes.
Una de sus críticas más fuertes al presidente es precisamente en materia de seguridad, escribe que la intención de empatar al Ejército con el pueblo es espuria.
Ahora tenemos el segundo o tercer piso de la guerra que inició, irresponsablemente, Felipe Calderón. López Obrador se ha dedicado a continuarla rehuyendo al poder armado, aunque le ha dado un poder inaudito al Ejército. Y en contraparte, el crimen organizado ha seguido creciendo. Algo interesante es que López Obrador tiene la idea de que el pueblo está dividido en tres: el bueno (las clases populares), el armado (los militares) y el malo (los criminales), aunque este último tiene el mismo origen que los anteriores y por tanto hay que tratar de redimirlo, esto nos ayuda a entender cómo funciona su concepción de la guerra contra el crimen organizado.
¿Cuáles son los claroscuros de este sexenio?
El logro más importante de este sexenio y no me parece algo menor, es haber reducido así fuere de manera marginal, la pobreza. El foco de la izquierda siempre ha sido resolver la desigualdad. Sin embargo, hay otro componente de la izquierda, al menos de la socialista, que consiste en empoderar a las clases populares, López Obrador no lo ha hecho, aunque diga lo contrario. El poder se lo ha quedado el Ejecutivo y con una pulsión autoritaria. Sus principales fracasos por otro lado están en salud, cultura y rendición de cuentas.
En el libro plantea que la salida de este periodo es también por la izquierda, sin embargo desde el gobierno se dice que hay nada más una izquierda, la suya.
Justo ese es el reto. La 4T la ha succionado, pero hay que recuperar a la izquierda social, el neozapatismo o los nuevos anarquismos, incluso a la que queda en Morena. Esto sería lo óptimo para jalar a quien gobierne hacia una izquierda que en realidad pretenda un cambio profundo y no una revolución imaginaria. Creo que la derecha ya fracasó, lo sucedido en 2018 fue un cráter en el sistema político, sin duda esperaba más de esta administración y ojalá las izquierdas se reconstruyan a partir de vías comunes.
¿Qué tipo de izquierda representa Claudia Sheinbaum?
Sin duda es menos conservadora que López Obrador, viene de las corrientes socialistas, aquí el asunto es averiguar cuánta autonomía tendrá en caso de ganar. Hasta ahora y producto de los indicios que hemos visto, nos permiten vislumbrar que el presidente seguirá interviniendo en la nueva administración. No veo a Sheinbaum dispuesta ha distanciarse de las posturas del presidente, Morena incluso no le responde a ella sino a López Obrador.
También cuestiona mucho a la oposición, ¿sigue moralmente derrotada?
A la oposición ya se le olvidó el país que entregó. Los desaciertos de esta administración no nos pueden hacer olvidar las condiciones en que dejaron a México, no se puede responsabilizar de todo al pasado, como hace el presidente, pero tampoco es correcto que la oposición lo ignore.






