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¿Qué tan vulnerables son los jóvenes o niños mientras son criados por sus padres?, se pregunta Karina Sosa en su nueva novela

La escritora publica ‘Orfandad’, una novela que plantea el impacto de la crisis social en Oaxaca al interior de una familia.

  • Redacción AN / HG
31 Jul, 2024 11:24
¿Qué tan vulnerables son los jóvenes o niños mientras son criados por sus padres?, se pregunta Karina Sosa en su nueva novela

Por Héctor González

En junio de 2006, Flavio Sosa encabezó el movimiento de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). Su activismo lo llevó a la cárcel y en medio de la revuelta, su familia vivió una crisis que marcó a la entonces joven, Karina Sosa (1987).

Hoy, Karina es una escritora hecha y derecha, fundadora del proyecto Zopilote Rey y ganadora del Premio Amazon de Novela 2021 con Caballo fantasma, pero con una deuda con su pasado hoy saldada con Orfandad (Penguin Random House), una novela íntima en la que echa mano de la ficción para reconstruir su pasado y reconstruirse a sí misma.

¿Qué te lleva a escribir u Orfandad?

Desde hace muchos años quería escribirlo, pero fue a raíz de la muerte de mi abuela, la mamá de mi papá, cuando verdaderamente descubrí lo que era la orfandad, es decir, sentirse sin una figura de sustento o un espacio para la felicidad. Su ausencia me hizo preguntarme por las otras ausencias. Al principio quería escribir una novela donde Oaxaca fuera la protagonista, quería reflexionar sobre una ciudad que se transforma a través del tiempo, pero poco a poco la historia se transformó en lo que es Orfandad.

El libro se lo dedicas, entre otras personas, a la Karina que fuiste de adolescente y niña, ¿cómo te sentiste al volver a ese pasado?

Es una novela que habla mi búsqueda por descubrir quién era yo en ese momento. Se la dedicó a la Karina que fui por su valentía. Intentó salvarse con lo poco que tenía a la mano, a la vez quiso proteger a sus hermanos y a su madre oponiéndose a una cadena de desgracias que le ocurrieron y sin querer ser parte de la que fue una historia atroz para Oaxaca durante 2006, 2007 y 2008. Por supuesto, la novela es ficción, pero también hay un juego con las posibilidades que brinda la memoria. Siempre hablaremos de lo que creemos que pasó, pero nunca sabremos si esa es la verdad absoluta, por eso pregunto al lector ¿qué es la familia?, ¿qué es el amor o la justicia?, o ¿qué es una ciudad?

¿Usaste lo íntimo en este caso tu familia, como metáfora de lo social?

Sí, me sirvió para pensar en cómo dos estructuras que creemos irrompibles se terminan por desgastar para construir otra cosa. Los gobiernos y la familia son figuras en constante movimiento, pero que aparentemente no se romperán nunca. Por un lado, está una joven que observa el desgaste de su familia y al mismo tiempo vemos a una ciudad que empieza a mostrar todas sus roturas.

Tu padre, Flavio Sosa, es un personaje político en activo y entonces protagonista del movimiento de la APPO. ¿Esto te llevó a cuidarte al contar algunas cosas?

No pensé mucho en eso mientras escribía, me dejé guiar por la necesidad de la Karina adolescente por contar su historia. Una vez publicado mi padre leyó el libro y creo que cada uno tiene sus recuerdos. Si hubiera pensado en mi padre, madre o hermanos, jamás lo habría escrito, solo los tuve en mente como personajes, gracias a eso pude hablar de mis posibilidades y de mirar ese momento.

¿Qué te comentaron?

Cada uno hizo una lectura muy personal, pero los comentarios no fueron para nada desafortunados. Nos dimos cuenta de que fue un periodo atroz y que pudo habernos roto a la mitad, pero que, al contrario, nos salvó y ayudó a replantearnos como familia para seguir adelante.

¿Sanaste alguna herida con la escritura de Orfandad?

Más bien fue una deuda con la adolescente que fui, era algo que necesitaba hacer para que mi memoria estuviera más tranquila y poder seguir escribiendo otras cosas. Caballo fantasma me permitió escribir Orfandad y a su vez, ésta me permitirá escribir otras cosas que tengo en la cabeza. Hay una serie de injusticias que nunca serán reparadas como los asesinados y desaparecidos, las personas que fueron encarceladas sin motivo, no es que yo quiera hacerles justicia, pero de alguna manera sí quiero que se sepa que ocurrieron una serie de atrocidades.

Durante los setenta, en la época de la Guerra Sucia, hubo familias que se rompieron por desapariciones o porque los padres se fueron a la guerrilla, de alguna manera tu viviste algo parecido.

Cada ser humano tiene una idea sobre el mundo y deseos de transformarlo desde donde puede. La visión de mi padre es distinta a la mía, pero a partir del amor nos respetamos. Es muy complejo hablar sobre cómo miramos los hijos a los padres, y sobre como ellos nos miran. Justo en esa mirada, la Karina adolescente se sentía desdeñada o abandonada por los padres, quienes no entendían que a ella le costara tanto estudiar y no saber a qué se dedicaría. Creo que las lectoras y lectores podrán preguntarse, ¿qué tan vulnerables son los jóvenes o niños mientras son criados por sus padres?, me parece que ese es un momento de mucha vulnerabilidad y desprotección, por eso a veces nos sentimos abandonados por los adultos. En medio de eso está el activismo de un hombre que mientras lucha por sus compromisos sociales, no ve cómo su familia se empieza a desintegrar; es una contradicción, pero al mismo tiempo es una forma de hablar de lo humano.

En tu generación se está escribiendo mucho sobre los replanteamientos familiares, ¿por qué?

Porque la familia se está transformando y cada cierto tiempo tendemos a replantearnos sus castillos de poder. Creo que es momento de preguntarnos qué es la familia, cómo se hace, cómo creíamos que debía ser una familia y cómo se transforma. Todas las formas son válidas, pero para entenderlo es necesario cuestionarse.

 

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